miércoles, 6 de abril de 2016

«broken»

Todos hablan de lo duro que pueden llegar a ser las rupturas. En las canciones de amor siempre lo mencionan, en los libros, en las películas, e incluso algún conocido que acaba de pasar por una y nos cuenta su experiencia mientras hacemos como que le entendemos para que así se le pase el drama.
Total, que todos hemos escuchado alguna vez algo relacionado con el desamor. En el momento en el que lo estamos escuchando, siempre pensamos que seguro que esa persona está exagerando y que no debe ser para tanto. Nunca nos hacemos a la idea de lo que puede llegar a doler la pérdida de una persona a la que ya nos habíamos acostumbrado.
Pero antes de entender una ruptura, ¿os habéis planteado lo que es tener una pareja? Dejando atrás las modas de quedarse hablando hasta altas horas de la madrugada, de llamarse todos los días para contarse la misma mierda, o de pelearse por ver quién quiere más a quién... Bueno, supongo que todo eso también merece la pena, pero a mi me va más saber que de verdad le importo, y eso no se demuestra con palabras, sino con hechos. En fin, no hace falta explicar lo inexplicable.
El amor es el amor; esa sensación de rinocerontes y elefantes corriendo por tu estómago, esos nervios que te hacen sudar y que te tiemblen las piernas. Eso.
Pues bien, ahora imagina que esos animales que corrían por tu estómago ahora están dando golpes para poder salir, que ese sudor desaparece porque estás congelado, y que por culpa de tus piernas temblando caes al suelo rompiéndote en mil pedazos.
Y te quedas sólo,
vacío,
con tan solo esas enormes ganas de retroceder en el tiempo para cambiar los errores cometidos.
Y ahí te das cuenta del giro que puede hacer tu vida de un segundo a otro.
Que con tan solo una palabra tus piernas se rompen llevándose tus ilusiones por delante.
Tiempo.